Resulta
tan evidente que las redes sociales están ahí, que ya sólo es
posible plantearse cuestiones que partan del reconocimiento de este
hecho. Es decir, no se pueden obviar, no se puede actuar “como si”
no estuvieran, pues están, y es precisamente de este “están”
sobre lo que quiero reflexionar.
Mis
opiniones surgen de mi experiencia personal, lo siento, no he
aplicado el “método científico” para llegar a ellas. Nacen de
la observación de algunos fenómenos, que mencionaré para ilustrar
mis conclusiones.
Así
pues, ¿Estoy en las redes sociales? Sí.
Estoy
en las redes sociales (Facebook, Linkedin, Twitter) de una forma
total y absolutamente profesional. Es decir para asuntos que tienen
que ver con mi pasión y mi profesión, en concreto con temas
relacionados con Ventas y Marketing. En sitios en los que sólo se
habla de estos asuntos, de manera amplia y totalmente libre, pero de
ellos, y tan solo de ellos. Las personas con las que tengo el gusto
de compartir esos espacios, de una manera implícita nos hemos dado
unas reglas, que cumplimos sin el mayor esfuerzo, como son; el no
pasar las líneas rojas del buen gusto, el respeto. Y sobre todo
enfocarnos y debatir sobre aquellos temas que nos unen, ya
mencionados, a saber: Marketing y Ventas.
Las
redes sociales, bien empleadas, tienen para los profesionales, y para
los estudiantes, evidentes ventajas: dicen quién eres, te permiten
hacer tu marca personal, favorecen la creación de redes
profesionales, etc. Esta es la grandeza de la redes sociales.
Pero
tienen otros efectos desastrosos, y estos hoy son los que me
interesan especialmente:
La
red “no olvida”. Ver mi "post" anterior sobre la experiencia de
Stacy Synder. Sin duda una dramática y polémica historia.
La
red NO es democrática. Sólo son bien recibidos los comentarios u
opiniones “en boga”, en la corriente, que siguen los mandatos de
lo establecido (¿por quién?) y de lo correcto, de lo de hoy, de lo
progre, etc. Si una persona, en el ejercicio de su libertad de
opinión, se atreve a poner en la red algún comentario u opinión
que contradiga lo “que debe ser”, ¡se puede preparar para una
crucifixión pública! Se le acusará y llamará de todo (fascista
se usa mucho últimamente), simplemente por tener una opinión libre
y contraria a la del “rebaño”. Por lo tanto, de hecho la red no
es democrática, es la censura y la dictadura de la mayoría, contra
las opiniones libres de otras personas que “no son” mayoría. No
pondré ejemplos de esta situación para que nadie salga dañado.
La
mayoría no está en la red, o si está lo hace con un bajo perfil.
Los que más gritan, los que más persiguen, los que más censuran,
los que más insultan, los que más descalifican, los que más
siguen los “dictados” (ellos sabrán de quienes) son los que
“mandan”. Pero esto no significa que sean los que más saben, ni
los que más razón tienen. Simplemente son los que más gritan.
Claro esto se da gracias a que los demás, los más, son los que más
callan. De esto último si pondré algún ejemplo, por supuesto,
profesional y vivido en tercera persona. El caso es que ahora “lo
moderno” en las charlas o conferencias es que haya una pantalla
grande de cara al público, en la que en tiempo real, y mientras el
ponente de turno da su charla u opinión, la gente en el auditorio
puede poner “tweets” sobre el asunto. Hasta aquí, tal vez todo
correcto. Pero lo qué pasa es que los que han organizado estos
tipos de actos, no pueden evitar, como es lógico, que entre todo el
público haya algún mal educado, tonto, ignorante, o gracioso que con una "tablet", y protegido por su anonimato, se dedique a
atacar y a ridiculizar al ponente, ¡atención!, no por lo que dice,
ni con argumentos, sino por su corbata, o por su edad, o por su
aspecto, etc. Todo esto ante la pasividad del resto de la audiencia,
que prefiere no meterse en líos y tolerar el espectáculo. Aconsejo
a los organizadores que quiten esa pantalla de la vergüenza, y que
se aseguren que hay un turno de “ruegos y preguntas”, para que
las críticas se hagan a cara descubierta, con argumentos y en el
foro, es decir, en presencia de toda la audiencia que haya acudido
al acto.
Algunos
(no todos) de los comentarios se explican por si mismos. En general
se puede apreciar el alto nivel científico de algunos (espero que
se entienda la ironía). Hay gente que confunde tener una cuenta de
correo y un ordenador o “tableta” con ser listos, y con poder
descalificar. Tener un teléfono inteligente, es diferente a ser
inteligente.¡Este es el problema! Estamos en la “década del
cerebro”, como siempre, en España nos empezamos a quedar atrás
en esta carrera que será clave para el futuro de nuestro país, de
nuestros ciudadanos, incluyendo a algunos ignorantes con cuenta de
correo y ordenador. Aconsejo primero informarse, y ver todos los
vídeos que se pueda, y leer todo lo posible al científico Juan
Enriquez, para sí entender por dónde va este asunto. También,
pueden meterse en TED y ver vídeos sobre neurociencia. La verdad, no
quiero entrar en polémica con nadie, no merece la pena, y menos con
algunos... Solo he puesto un par de ejemplos para ilustrar cómo la
tiranía y la mediocridad, cada vez más, invaden la red.
Finalmente,
el anonimato de los perfiles. La ocultación de la mano que tira la
piedra. El anonimato ya descalifica de forma rotunda la fuente todo
comentario, sea positivo o negativo.
Con
estas prácticas, y algunas otras no mencionadas, vamos directamente
al precipicio..., así que "¡a cabalgar, hasta enterrarlos en el mar!"
Luis
Mª García Bobadilla
Profesor
Universidad Rey Juan Carlos (Madrid)
Manifiesto
de la NOEmpresa (Verlo en este Blog)
Autor
del libro “+Ventas” (4ª edición). Editorial Esic.